Nuestros precios están subiendo, sé ético en tu marketing, conseguirás mejores resultados.

A medida que las marcas lidian con la inflación, va surgiendo una jugada fundamental, ser sincero sobre los aumentos de precios y espere que la ética y transparencia mantenga la lealtad de los consumidores
Cuando la inflación comenzó a crecer el mensaje que se trasladaba es que era un tema de poco tiempo. Pero para enero de 2022, la inflación había estaba asentada, y sobre todo las empresas que trabajaban con materias primas empezaban a cambiar tarifas y enviar a los clientes esos cambios o bien a través de correo electrónico o bien en los nuevos contratos a firmar. Muchos de mis clientes empezaron a ver como sus márgenes bajaban radicalmente y en un intento por aguantar la situación con el cliente final, soportaron los precios a clientes finales durante un tiempo, pero finalmente muchos de ellos tuvieron que aumentarlos igualmente. A medida que el goteo de correos electrónicos de aumento de precios se convirtió en una inundación, surgieron patrones. Todos tenían un tono similar, empático, exculpatorio, y contenían palabras como «transparencia», «comunidad» y «valores». Muchos mencionaron el aumento de los costos de sus ingredientes, utilización de acero o materiales de «alta calidad» y mencionaron un «compromiso» de pagar salarios justos a los empleados y proveedores. En particular, todos los mensajes que se iban recibiendo iban avisando con al menos unos días de anticipación antes de que los cambios entraran en vigencia, por lo que los clientes tenían una última oportunidad de comprar a los precios originales, casi como una oferta, excepto que no lo era. Algunos incluían ofertas especiales como suscripciones con descuento. Esta situación me recordaba en gran parte a las primeras medidas que se adoptaron con la pandemia, o ahora con las medidas de apagones de escaparates y temperaturas de interiores. Pero realmente no son otra cosa que respuestas precipitadas ante situaciones que no se saben cómo actuar debido a que nunca pasaron o pasaron hace mucho tiempo.
A nadie se le escapa, que era una práctica habitual que los minoristas ocultaran los aumentos de precios para que los clientes los aceptaran más fácilmente. Un método, ahora conocido como «inflación reducida», consiste en reducir la cantidad de bienes y mantener el precio constante (el viejo truco de poner siete manzanas en misma bolsa que solía contener nueve manzanas). Otra es reemplazar los productos existentes con versiones “nuevas y mejoradas” intento de vender el valor añadido en servicio, y más caras, o con materiales o ingredientes más baratos.
Muchas empresas aún utilizan estas tácticas para aumentar los márgenes de beneficio, pero no éticos por un lado y son más difíciles de lograr, además de ser conocidos por una sociedad más que informada de lo que ocurre y es que ha habido un aumento sin precedentes en la comunicación entre las marcas y los consumidores, cuando hace años había muy poca. Los minoristas generan sus seguidores con correos electrónicos personalizados, anuncios de redes sociales dirigidos y mensajes de texto; a cambio de una relación tan íntima, los clientes esperan un mayor nivel de transparencia y éticas sobre las prácticas comerciales
Realmente ante esta nueva situación podemos dar la impresión de ser oportunista y más con la asociación lógica de esa práctica oportunista y ociosa por parte de las grandes empresas. La preocupación es que los clientes no crean que hay que subir los precios y que solo se trata de obtener mayores ganancias. dijo. Es muy probable que precisamente por este temor, en muchas empresas, durante los primeros meses se estuviera perdiendo dinero en casi todos los pedidos, presionados por todos lados por los costos más altos de envío, mano de obra, ingredientes del producto, acero, cereales, etc.
Pero realmente la solución pasa por ser éticos, generar un mensaje lógico, ético, y necesario donde se muestre claramente cómo los costos han aumentado y para que el negocio se sostenga para servirles lo que quieren, se tiene que aumentar el precio. Los clientes deberán ser compresibles con la situación, si no es así, es cliente perdido igualmente, si no lo hacemos, perdemos una oportunidad única de ser sinceros con nuestros clientes y por ende un enfoque de fidelización muy importante con ellos.
La sincronización de los cambios de precios también es un acto de equilibrio. Si lo hace demasiado pronto, corre el riesgo de juzgar mal el panorama económico y tener que volver a plantearlo. Está sucediendo por ejemplo con el acero, que llegó a estar en máximos históricos de 2000 dólares los futuros de bobina, y ahora están en 750, si compraste en cantidades importantes por miedo a quedarte sin ello habrás jugado mal, porque la oportunidad de bajar tarifa al igual que se subieron no la vas a poder bajar de precio hasta que rote las referencias que usan ese acero.
La idea pues es clara, consiga convertir la amenaza en una posible oportunidad para fidelizar a tu cliente, una vez más la ética en el marketing se impone para conseguirlo.
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