Burguer King, Semana Santa y otras cosas del querer.

En la misma Plaza Mayor de Valladolid, en sus soportales, se encuentra ubicado un establecimiento Burguer King. En estos días, mientras su departamentos de Marketing y comunicación lanzaban una campaña más que atrevida, utilizando las palabras de Jesús Cristo en la Última Cena, el Burguer King vallisoletano observaba pasar una gran cantidad de procesiones por sus puertas, tuvo que escuchar sí o sí «el pregón de las siete palabras» y servir más de un menú a los turistas, que ignorantes de la gastronomía pucelana, se acercaban al propio Burguer, para desesperadamente, comer algo ante la imposibilidad de hacerlo en otro sitio.

Coetáneamente, las marquesinas ya estaban repletas de mensajes veganos, utilizando, como digo, palabras de Jesús, y las redes ardían con cientos de mensajes en contra de la campaña y algún que otro simpatizante. La base de la crítica es tan efímera como la base de la campaña, porque no se fundamentaba en ningún aspecto ni de marketing ni de ética. Es decir, la campaña no hará que se vendan más hamburguesas, veganas o no, y la crítica no hará que se vendan menos hamburguesas, veganas o no.

Lo único que queda claro es que los fundamentos éticos del marketing son atacados continuamente por este tipo de campañas, que para nada, y equívocamente, ni son agresivas, ni son rompedoras, sino que obvian unos fundamentos éticos que deben estar basados en el bien común y respeto a las culturas y diferentes formas de pensar de la sociedad. No estoy defendiendo la postura de los «cristianos» en las redes, lo que critico firmemente es que si para que el marketing funcione, conlleva utilizar maneras que no son apropiadas u ofensivas para un sector de la sociedad, sea éste del tamaño que fuere, se está perdiendo el fundamento ético de la comunicación en el marketing y que debe ser guía absoluta en el desarrollo del proceso publicitario.

Es en esa plaza vallisoletana, donde allí donde vayas, los hijos y nietos disfrutan de conversaciones verdaderamente apasionantes con sus abuelos y abuelas, mientras pasean. Quizás es ahí donde deberían atacar las campañas publicitarias como estas. En generar la posibilidad de conversar con los mayores, tan solo, es centrar la perspectiva de forma radicalmente opuesta al todo vale y acercarse  más a las tradiciones, que aún siendo éstas revisables en muchas ocasiones, son una base cultural y necesaria para conservar unos valores sociales y morales que nos hacen ser humanos. La pérdida absoluta de estos valores que cada vez más se dan en las campañas de marketing de muchas empresas son fruto de una incultura canalizada en el pseudo modernismo y digitalizado que obvia al humano y que ensalza lo digital.

Burguer King ha pedido disculpas en su twitter, el canal digital al servicio de una disculpa sin sentido y a destiempo, el canal digital con el que nos servimos para no expresar de forma humana lo que realmente creemos.

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