A un paso de acabar el año y haciendo un resumen de los proyectos llevados a cabo, observando las ideas generadas en los clientes, o repasando las ideas de los proyectos en diferentes ámbitos, he podido llegar a una tesis que aunque no demostrada totalmente, creo no andar muy equivocado cuando la defiendo.

Hace ya algún tiempo he empezado a observar de manera desinteresada, aunque luego me ha llevado a objeto de estudio, que las ideas de negocio, las famosas start-ups, e incluso los semilleros de empresas en centros tecnológicos o en cualquier otro espacio está principal, el perfil de los nuevos emprendedores, el perfil de los nuevos star-up, y el perfil de los nuevos proyectos, y hay una idea que me queda clara; en la mayoría de los casos se tratan de proyectos basados en nuevas tecnologías, en social media, marketing on line, desarrollo de aplicaciones de todo tipo, venta online de cualquier producto o desarrollo de servicios online. En definitiva proyectos basados en las tecnologías informáticas de red. Ni mucho menos critico estas iniciativas basadas en la red y de las cuáles me beneficio constantemente, pero quiero quizás hacer reflexionar sobre este planteamiento desde una perspectiva económica y desarrollo de sociedades.

El planteamiento que propongo es partir de la base del por qué se está actuando así desde todos lo parámetros posibles; desde los emprendedores, a las formaciones al respecto, escuelas de negocios ,universidades, y consultoras de formación, pasando por la sociedad en si mismo, y el hecho de estar llegando a una situación en la que si un negocio basado en nuevas tecnologías no funciona estás fracasando. Hay datos que me llevan a pensar que estamos desarrollando nuestras perspectivas sólo y exclusivamente desde la parte tecnológicas, y un star-up de este perfil está más considerado que cualquier otro en cualquiera que sea el campo en el que ha emprendido. Y esta idea me lleva a pensar en la necesidad real que existe actualmente del negocio en red, sea cual sea la idea y sus parámetros, y creo que es muy fundamentado que desarrollemos modelos de negocios en este sentido. Pero quizás, y aquí está mi planteamiento, esa necesidad habría que empezar a equilibrarla en los años venideros, porque si no es así vamos a estar condicionados a los productos y servicios tangibles que vengan de otros países y sociedades diferentes a las nuestra.  Con esta idea quiero hacer mucho hincapié en la necesidad venidera de que empiecen a desarrollarse productos tangibles como hasta hace poco, que se innove en los modelos de negocios actuales, en alimentación, industria, o servicios de todo tipo, sí, pero que  además empecemos a pensar que necesitamos consumir de manera tangible, y que para ello hace falta un proceso en el que se genere producto o servicios, desde su fabricación a su venta. Es difícil ir a un congreso de star-up y encontrarse con algo más que sea innovar a través de una página web, de una app, o cualquier cosa que tenga que ver con la red. Por qué no tomamos ejemplos, copiamos o desarrollamos nuevos conceptos de un quesero, de un rehabilitador de fachadas, de un abogado, de un librero, de un panadero, o de una fábrica de puertas o suelos, o tejas, o lo que se os pueda ocurrir en este sentido. E insisto mucho en esto porque lo veo como una oportunidad de negocio que va a empezar a ser necesitada antes de lo que nos imaginamos, cuando la burbuja tecnológica caiga, que caerá, al igual que pasó en Japón, y habrá un equilibrio de necesidades reales entre la red y los productos tangibles.

Jeremy Frinklin en su libro » La tercera revolución industrial» llega a demostrar, cómo en cada revolución existente en los últimos tiempos, y hace muy buena comparación con la industrial, ha habido dos aspectos fundamentales en su eclosión, una ha sido la energía, siempre ha habido una nueva forma de energía, y por otro lado un cambio en la comunicación, lo que ahora compara con la red, y cómo esta se desarrolla desde la simple comunicación hasta la canalización de los productos y servicios que generamos en nuestros negocios.

Pero siempre, en esa idea se ha tenido en cuenta la innovación en la comunicación como una herramienta, no como un producto en sí, al igual que la energía  se debe ver como una herramienta que nos ayude a desarrollar productos, no como un producto . Imaginemos que todos nosotros nos dediquemos a la producción de energías renovables a partir de mañana, el mundo pararía de manera radical porque generaríamos energía, o la transformamos para los que estén pensando desde el punto de vista físico, y no haríamos nada con ella, se colapsaría el sistema de tal manera que no existiría mercado. Pues al igual que planteo esta idea, debemos plantarnos hasta qué punto todos nos podemos dedicar a las nuevas tecnologías, hasta que punto eso va a generar riqueza en la sociedad, y lo que es más importante si cabe, cuántas personas se dedican a lo que yo hago. Y esta cuestión nos puede llevar a ver más allá de las nuevas tecnologías como producto y verlas como una herramienta más y parte de la empresa, y empezar a considerar cuánto tiempo va a durar, y no sólo eso, sino a preguntarnos si ya va siendo hora de ir afrontando otro tipo de productos que realmente generen riquezas. La idea, el modelo o el producto lo analizamos con las herramientas necesarias para generar un plan de trabajo y desarrollo de negocios. Pero el planteamiento que lanzo desde aquí va más allá, a reflexionar en ser star-ups, o emprendedores, o cómo lo queramos llamar desde las necesidades reales que existen en una sociedad que necesita un cambio radical en su modelo de producción, y que antes o después los que hayan empezado desde ya a darse cuenta de estas ideas, estarán en la parrilla de salida en primera fila.

Y cómo última idea, pensemos en la necesidad de la eficiencia energética, y pensemos en arreglar o rehabilitar o mejorar productos, pensemos en la centralización  y aprovechamiento de los recursos actuales y que tenemos en nuestro entorno, y nos pueden dar más de una idea de negocio.

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