¿De dónde parte la innovación?

¿ De dónde parte la innovación?, esta pregunta es la que me planteé durante los días  antes de impartir una conferencia ante 500 estudiantes de 16 y 17 años a los que debía hablar sobre innovación. Realmente preguntarse de dónde parte la innovación no tiene nada que ver con qué es la innovación como concepto, esta idea la tenemos más o menos clara, básicamente la innovación parte de una idea que surge de forma disruptiva en un entorno convergente  y que sea necesitada por la sociedad en forma natural o no.  En esta situación de creación debemos tener en cuenta que sucede en las situaciones locales y no globales y cada vez más, esta tesitura es radicalmente importante para partir de lógicas coherentes ( léase «From global to local») . Las empresas que innovan no son las grandes multinacionales, sus departamentos de innovación trabajan en la mejora innovadora , no en la innovación disruptiva, la innovación radical parte de las situaciones micro y que generan una fuente de ideas brutales de pequeñas empresas que en muchos casos son copiadas en  las grandes empresas, quedando en el pensamiento de la sociedad que ellas son las que innovan, pero esta idea no es real como tal sino que ponen en práctica y desarrollan la innovaciones por su capacidad de implementación  y posicionamiento en una sociedad cada vez más global. Esta diferenciación entre lo que es innovar y la capacidad de implementar innovación debería ser la clave para entender la situación siendo ésta  más relevante de lo que podemos pensar en un principio porque damos más cabida en todos los sentidos a las grandes empresas que implementan las innovaciones que a los que desarrollan las innovaciones locales.

Teniendo en cuenta esta idea y siendo muy consciente de ello, pensé que no debía trasladar en ningún momento en la conferencia la idea de  que nos debemos fijar en las grandes marcas para aprender en cómo lo hacen, esa idea provoca  primero un muro de incapacidad brutal para poder desarrollar  y por otro lado, no podía llevarlos a que se fijaran en conceptos y metodologías que no innovan sino que copian y adaptan de una forma exquisita. Es en esta situación donde empiezo a concluir que una de las verdaderas problemáticas a la hora de desarrollar innovaciones está en la necesidad ilógica de crearla dentro de unas metodologías ya creadas y es entonces cuando puedo llegar a la conclusión y llego que la verdadera innovación debe ser planteada sin metodologías ya creadas sino por hacer por el creador o creadores de la innovación. Es decir, debemos innovar en la metodología a utilizar, la debemos crear nosotros mismos para que luego la podamos  utilizar si fuera necesario en el desarrollo de nuestra innovación. Desarrollar ideas a través de metodologías ya creadas es convertir ideas con soluciones complejas o complicadas en una simplificación ilógica para adaptarlas a éstas metodologías. Un equipo de trabajo o una persona innovadora debe por tanto, si así lo cree necesario, crear  una metodología para su idea y no adaptar su idea a la metodología, a un proyecto o a cualquier «agile» que ahora están tan de moda.

La innovación es radical y anárquica, la verdadera innovación es así, basada en una idea de futuro y con un concepto viable de necesidad futura. Si generamos ideas y las adaptamos al presente y con metodologías de presente tenderemos a la inviabilidad de una idea que podría haber sido viable.

La cuestión que ahora puede surgir y de hecho surge en la mayoría de los casos,  es cómo me enfrento a desarrollar una metodología para mi propia innovación, es sin duda generar innovación dentro de la propia innovación y no niego su dificultad pero tiene tantas ventajas que merece y mucho partir de aquí:

Será una metodología libre y adaptada a tu producto.
Será una metodología que piense en futuro y no viabilidad presente.
Será una metodología que priorizará y protagonizará lo que realmente necesita tu producto.
No será una metodología que se pueda utilizar en otros productos similares o de competencias.
Será una metodología que crezca en necesidades según errores.
Crear metodologías para afrontar retos diferentes está siendo un error no de las que las  personas que las crean, que al fin al cabo no influyen para bien o mal en la sociedad, sino del que las elige para trabajar sus ideas, porque convierte su linea de creación en una situación de control y adaptación a un sistema en el que cabe miles de ideas y que tienden a simplificar conceptos para que encajen de forma lógica para la metodología, no para la idea.

Cómo escribió Cortázar: «No te regalan un reloj, tu eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.»

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