Como dicen en el Señor de los Anillos, «corren tiempos aciagos» y actualmente el símil es óptimo si nos ponemos a analizar lo que está pasando en el  mundo. Suelo recomendar a mis alumnos dos o tres libros para entender lo que está pasando de manera generalizada, pero la cosa se está complicando más de la cuenta porque están sucediendo de forma conjunta en diferentes parámetros que a su vez confluyen unos con otros. Creo sin duda que uno de los principales causantes de esta situación global es un tal Mark Zuckerberg y lo creo así porque estudies o analices lo que quieras analizar Facebook es protagonista. Si las redes sociales funcionan es gracias a Facebook, no creo que sin esta red hubieran aparecido las demás con una rapidez de instauración y éxito tan clara. El actual presidente de EE.UU fue elegido gracias a la campaña en red, la primavera árabe, el e-commerce, las relaciones sociales y sentimentales, los sistemas de venta, la forma de trabajar en las empresas, de comunicarse en ellas, la política de nuestro país y el momento que vivimos y cien temas más están afectados por las redes y por origen en Facebook.

En esta situación ha empezado a crearse modelos de negocios que sin las redes no funcionarían pero que por otro lado son tan disruptivos que pueden transformar auténticas industrias e incluso hacerlas desaparecer.  Airbnb en el sector hostelero o Spotify en el musical o Netflix en el audiovisual, han transformado industrias realmente asentadas en un sistema capitalista que está dando sus últimos coletazos tal y como lo conocemos.

Pero si hay algo que a pesar de la disrupción tienen en común empresas como las anteiormente nombradas es que están siendo capaz de  controlar más o  menos  la adaptación al sistema y con errores graves o menos graves, se están sabiendo adaptar de forma correcta a la situación, quizás Airbnb le estén saliendo ciertos «pícaros» que utilizan la plataforma para aprovechar la jugada inmobiliaria, pero no creo que sea un tema que dure mucho tiempo, porque es fácil controlar.

Hay una empresa en cuestión llamada Uber que quizás sea la empresa que se diferencia de las demás disruptivas porque no está siendo sólo innovadora en ciertas partes y otras las esté adaptando, sino que es disruptiva ella misma en sí. Es decir, su modelo de negocio está rompiendo ese modelo de negocio creado continuamente, es como si fuera autodestructivo como los mensajes del Inspector Gadget. Esta situación es ya insostenible por parte de los propios trabajadores de la empresa, e incluso diría que por parte  de los propios fundadores, pero por otro lado no puede dejar de existir, porque funcionar funciona, pero no quisiera yo estar en la piel de quien debe concluir las previsiones de venta del año 2017, porque simplemente no podrá calcularlas debido a la falta de control de parámetros. Leyendo el artículo de la revista Wired NYC uber drivers organizing just dont call union te das cuenta que ni siquiera ellos saben que  hacer ante ciertas circunstancias.

Este caso es un caso que sinceramente animaría a seguir de cerca, porque intuyo y auguro que hasta el momento Facebook ha conseguido grandes cambios en la humanidad porque ha indagado en la forma de comunicarnos y relacionarnos con todo lo que ello conlleva, pero casos como Uber creo que van más allá y cambiará las formas de hacer las cosas. Google es el que faltaba en todo este crisol y  está siguiendo los pasos de Uber vigilando como actúa en la sociedad, hasta el punto de conseguir que ésta utilice vehículos autónomos fabricados por Google y sin conductor.

Si nos paramos a analizar todo lo que está pasando, nos daremos cuenta que no somos capaz de controlar ni una millonésima parte de ello, pensemos por ejemplo en Ford o Coca-cola, modelos negocios que hoy en día no saldrían de su ciudad por lo hablado anteriormente, pero quizás este sea un problema fuerte pero no tan fuerte como el que verdaderamente me preocupa que es la gestión del talento y personas en toda esta vorágine. Es cierto que muchos lo ven como un gran cambio necesario pero en este cambio como en todas las revoluciones van a sacrificarse muchas formas de hacer las cosas donde la mano del hombre es clave. Al igual que Uber la disrupción del sistema es diferente a las demás revoluciones dónde siempre el hombre ha tenido un papel primordial, esta vez sospecho que el propio sistema no va a dejar actuar al hombre de la forma más convincente y ética, al igual que está pasando en Uber, sin duda corren tiempos aciagos.