La picaresca de Mireia Belmonte, clave necesaria en la venta

Es cierto que levantarse a ciertas horas de la madrugada para ver a Mireia Belmonte tiene sus pros y sus contras, sus contras los sabemos todos, y sus pros si gana el Oro olímpico creo que tampoco hace falta describirlos, pero hay un detalle, sólo un detalle del que no he dejado de pensar el resto de la mañana, ese detalle ha sido la clave sin duda alguna para conseguir el Oro: su brazada final. Aunque medio dormido todavía, me dí cuenta en el mismo instante que la hizo y el comentarista de TVE también se hizo eco de ello. Mireia no completa la brazada final sino que apuesta por hacerla más corta y así tocar la pared de la piscina antes que su rival australiana. Ese gesto puede ser para algunos curioso, para otros estudiado, para otros biomecánica, pero para mí es sin duda pura picaresca, concetración y clase. Las demás rivales podían haberlo hecho, no crea que sea un gesto de mucha dificultad en estos niveles, yo diría que cualquiera que sepa «mariposa» puede hacerlo más menos bien. La pregunta que nos debemos hacer es como una mujer con tal nivel de tensión y de concetración, de nervios, de esfuerzo físico límite y de presión social y mediática, pueda pensar en el momento de su última brazada conseguir hacer algo diferente que rompe los esquemas de todos. Qué pasa por la cabeza de Mireia, nadie lo puede saber, pero muestra claramente una mezcla explosiva de concentración y picaresca abismal que nadie en el mundo en esa prueba en concreto puede hacer con esa eficiencia, sin duda una veradera lección que no está al alcance de muchos.
Ahora piensa en tus técnicas de ventas, en tus argumentarios, en tus productos a vender, cierres de ventas y anclajes, piensa en las respuestas y justificaciones que desarrollas en tus entrevistas comerciales, si eres capaz de encontrar un momento final donde tengas la capacidad de romper el mensaje lineal, creado de tal manera que hagas ser tan diferente a lo habitual, tus posibilidades de venta aumentarán considerablemente. El problema es saber dónde y cuando debes hacer esa brazada final durante la entrevista de venta, ese gesto o mensaje que no se espera el posible cliente. Eso va a depender de dos factores fundamentales, que seas tan disruptivo que nadie lo espere y que sea tan arriesgado que sea un todo o nada, un órdago a la grande en Mus. Para ello puedes estudiar todo lo que quieras y pensar todo lo que consideres, pero la clave sin duda está en la «picaresca», esa forma de actuar que aprendimos del Lazarillo de Tormes y que sin duda es clave en nuestra venta. Si no tienes ese «don» trabájalo de forma experiencial y empieza a ser consciente de ello para manejarlo, si lo tienes, no te limites a hacer lo que hacen los demás o a seguir un guión creado de venta, utilízalo allí donde menos lo espere el cliente.
Olé Mireia!!!